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Hábitos saludables en el ocio digital

El entretenimiento en la vida de los peques, es una de las partes más importantes de su desarrollo. Y, el entretenimiento dedicado a las tecnologías, las pantallas y, en general en mundo digital, es extraordinario si se hace un buen uso. Paula Cibernáutica nos introduce en el uso del mundo de las tecnologías.

El bienestar de nuestros hijos es uno de nuestros mayores anhelos. Cuidarles y protegerles, al mismo tiempo que les educamos y les preparamos para su futuro es un desafío constante. Con momentos de grandes satisfacciones y, por supuesto, preguntas.

Cada generación tiene que bregar con situaciones novedosas. La nuestra, educar a personas que interactúen y disfruten saludablemente con la tecnología.

Una adecuada relación con la tecnología, también, se educa

La diversión y esparcimiento de los bebés comienza sobre una manta con juegos adaptados a su desarrollo evolutivo, y cómo no, bajo nuestra supervisión. Les sentamos en nuestro regazo y los balanceamos para distraerles mientras les cantamos, por ejemplo. Utilizamos objetos alegres, ruidosos y muy coloridos para conseguir atraer su atención. Y, sobre todo, mantenerles distraídos cuanto más tiempo posible.

Admitimos sin dudarlo que, es un proceso progresivo. Evidentemente, no proporcionamos a un bebé de pocos meses un objeto ensordecedor y peligroso para que lo manipule sin supervisión adulta; ni mucho menos un triciclo, cuando apenas consigue mantenerse erguido corporalmente con una mínima eficacia y eficiencia. Cuando aprenden a ir en movimiento, una de las principales enseñanzas es explicarles cómo tienen que parar por su seguridad.  

El juego es un agente socializador

Ahora lo trasladamos al ocio y entretenimiento digital: pantallas, redes sociales, videojuegos, juegos de azar, e incluso, apuestas online. Asumamos de una vez que, los videojuegos forman parte del ocio, la diversión y el esparcimiento de la infancia y juventud actual. Incluso los más jóvenes los describen como un canal más de comunicación e instrumento para relacionarse entre amigos, socialmente. Sin embargo, eso no significa que les demos absoluta libertad -descontrolada, sin supervisión- para que jueguen y se entretengan como si se tratase de un pasatiempo inofensivo cualquiera. Porque en ocasiones no lo es.

Es cierto que, el juego lúdico proporciona excitación y placer. Estimulando a repetir esas conductas. ¿Cuántas veces habrás leído ese cuento que le encanta y te pide seguir leyendo cada noche? ¿Cuántas veces habéis visto esa película que ya se sabe de memoria todos los diálogos?… Y seguirían haciéndolo -hasta que madurasen- si nosotros no gestionamos esas situaciones.

Ahí vemos la relevancia del autocontrol en nuestro comportamiento. El problema surge cuando falla el control de impulsos, dejando de ser una mera diversión y transformándose en una conducta problemática, y/o en un trastorno. Lo que puede dar lugar a diferentes adicciones. Seguiremos indagando en los sucesivos posts.

Resumiendo, seamos proactivos:

  • Protección y cuidados. Comencemos supervisando y guiando esa actividad. Y progresivamente, vamos dándoles autonomía para que jueguen solos
  • Edad mínima para jugar: revisar previamente el Código PEGI y ESRB, para las clasificaciones por edad y contenidos de los videojuegos; edad mínima para hacer apuestas 18 años
  • Seguridad online cuando jueguen: si ya juegan solos, revisar qué permisos se aceptan; limitar quién puede jugar, conectar e interactuar con tus hijos; desactivar el chat; agregar exclusivamente amistades y dispositivos que conozcas; restringir determinada publicidad, compras y contenidos inapropiados por edad
  • Ciberseguridad de los dispositivos: muy relacionado con el punto anterior, limitar los pagos y micropagos, configurar la seguridad y privacidad, como hacemos en el resto de dispositivos y plataformas; revisar cada cierto tiempo si cambian las condiciones del juego… Hay páginas en español que lo explican
  • Salud digital: enseñarles a regular el tiempo que dedican a jugar, de la misma manera que les vamos dirigiendo los tiempos en otras actividades; unirnos a ellos en el juego, compartir tiempo y orientarles para que vayan adquiriendo hábitos y destrezas; con más edad explicarles la aleatoriedad de los juegos de azar y apuestas

Posiblemente, tanto el pensamiento crítico como el autocontrol son dos de las aptitudes humanas más relevantes para convivir saludablemente en una sociedad hiperconectada. Para encontrar el equilibrio entre la armonía personal y el bienestar digital es necesario un aprendizaje progresivo, desarrollar las capacidades apropiadas, repetir los hábitos muchas veces y mantenerlos en el tiempo hasta que acaban implantándose de manera automática. Porque el control de impulsos se ubica dentro de las últimas estructuras cerebrales que acaban madurando.

Así que, ¡paciencia, constancia y muchas repeticiones! 😉

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